Color rosa.
Una mañana como otra cualquiera en Londres, el cielo cubierto de nubes grises, confirmando que ese día también iba a llover. El pijama de verano junto con una bata, un vaso de leche y las gafas listas para leer todos los libros posibles, ese era el único plan que tenía para mi día libre.
O al menos esa era la idea principal, si no fuera porque llamaron a mi puerta, esa persona fue el cartero con una carta para mí. No tenía el nombre de la persona que la había enviado, pero la abrí y comencé a leer su contenido:
Barcelona, 9 de junio de 2016.
Hola Maika.
Hace ya mucho tiempo que no nos vemos, quizás diez años desde la última vez. Posiblemente ya no te acuerdes de mí, fuimos compañeras en la secundaria Jeanne D'arc, siempre estábamos juntas y eramos muy buenas amigas. Hasta que tuviste que mudarte a Londres por el trabajo de tus padres.
Las primeras semanas después de que te marcharas fueron muy tristes y sombrías, ninguna de las cuatro queríamos hacer nada. Cada vez que te recordábamos todas rompíamos a llorar.
Recordamos los momentos en los que quedábamos para ver películas juntas o incluso series de televisión, todos los momentos de risas compartidas, las veces que jugamos juegos inventados, incluso los momentos en los que comenzábamos a hablar de un tema cualquiera y acabábamos hablando de otro totalmente diferente. (Al final de este párrafo había una pequeña gota de algún líquido, que según yo creo era agua).
Posiblemente nada de esto te importe y seguramente te estás preguntando: "¿A qué viene escribirme diez años después de eso?". En tu caso, yo también estaría extrañada, pero necesito decirte algo que no pude en persona debido a tu partida.
¿Recuerdas qué cuando estábamos solas a veces me preguntabas que si me pasaba algo? ¿Los momentos en los que te sentías triste y te acurrucabas en mí buscando consuelo? ¿Las noches en la que yo iba a dormir a tu casa y antes de dormirnos hablábamos de cualquier tontería?
Yo si que los recuerdo, y son unos de los recuerdos que más atesoro, ya sea triste o feliz, terrorífico o alegre, dulce o amargo, cada momento vivido contigo es para mí una pequeña joya que brilla con luz propia. No necesitaba nada más que hablar contigo para cambiar mi mal humor por una amplia sonrisa. Cuando te sentías mal me costaba centrarme en todo lo que pasaba a mi alrededor.
(Como no olvidar al grupo de amigas que tenía en mi antigua ciudad, todas eran muy simpáticas y amables. Los primeros meses después de mudarme continuábamos hablando, pero poco a poco perdimos el contacto, no he sabido el porqué. Aún las extraño mucho aunque ella crea que ya no las recuerdo.)
Seguro que también te preguntaste por qué perdimos el contacto. Los estudios cada vez se volvían más difíciles y no es que tuviéramos muchos ánimos, esos fueron los motivos; aunque, seguíamos pensando en ti, seguíamos discutiendo sobre lo que estarías haciendo en esos momentos. Espero que con eso te haya resuelto tus preguntas.
Ahora me queda explicarte el motivo por el que te he escrito esta carta. Unos párrafos antes has leído que era para decirte una cosa que no pude cuando estabas más cerca, quizás por vergüenza, quizás por miedo a perder tu amistad y no poder volver a estar junto a ti nunca más. Lo que quería decirte era. . . ¡Te quiero! Y no solo como amiga, te amo, todavía tengo la infantil esperanza de poder pasar todo mi vida contigo, compartir alegría y tristeza por igual; incluso, sabiendo que no estabas (y quizás ahora tampoco estés) interesada en nadie, y seguramente mucho menos en mí.
Sé de sobra lo diferentes y parecidas que somos a la vez, sé que tú te mereces mucho más de lo que yo soy (puede que incluso a alguien menos cursi de lo que estoy siendo ahora mismo) pero no puedo evitar pensar en ti en todo momento, eres un cristal clavado en mi memoria, eres el destino de mis pensamientos, eres una de las personas a las que más aprecio en este gran mundo.
P.D: Seguro que esta carta te ha llegado el día 9 de junio, el día de tu cumpleaños, muchísimas felicidades. Espero que respondas esta carta.
(Como no olvidar al grupo de amigas que tenía en mi antigua ciudad, todas eran muy simpáticas y amables. Los primeros meses después de mudarme continuábamos hablando, pero poco a poco perdimos el contacto, no he sabido el porqué. Aún las extraño mucho aunque ella crea que ya no las recuerdo.)
Seguro que también te preguntaste por qué perdimos el contacto. Los estudios cada vez se volvían más difíciles y no es que tuviéramos muchos ánimos, esos fueron los motivos; aunque, seguíamos pensando en ti, seguíamos discutiendo sobre lo que estarías haciendo en esos momentos. Espero que con eso te haya resuelto tus preguntas.
Ahora me queda explicarte el motivo por el que te he escrito esta carta. Unos párrafos antes has leído que era para decirte una cosa que no pude cuando estabas más cerca, quizás por vergüenza, quizás por miedo a perder tu amistad y no poder volver a estar junto a ti nunca más. Lo que quería decirte era. . . ¡Te quiero! Y no solo como amiga, te amo, todavía tengo la infantil esperanza de poder pasar todo mi vida contigo, compartir alegría y tristeza por igual; incluso, sabiendo que no estabas (y quizás ahora tampoco estés) interesada en nadie, y seguramente mucho menos en mí.
Sé de sobra lo diferentes y parecidas que somos a la vez, sé que tú te mereces mucho más de lo que yo soy (puede que incluso a alguien menos cursi de lo que estoy siendo ahora mismo) pero no puedo evitar pensar en ti en todo momento, eres un cristal clavado en mi memoria, eres el destino de mis pensamientos, eres una de las personas a las que más aprecio en este gran mundo.
P.D: Seguro que esta carta te ha llegado el día 9 de junio, el día de tu cumpleaños, muchísimas felicidades. Espero que respondas esta carta.
Te quiere, Natalia.
Natalia, aquella chica que rara vez tenía una tristeza en su rostro, como el resto de mis queridas amigas: imposible de olvidar. Nunca se me había pasado por la cabeza esa situación, tampoco cómo reaccionar a ella cuando se me presentara, no tenía ni idea de qué hacer en ese momento: responder a esa carta hacer como si nunca hubiera leído esto.
De repente una gota mojó el papel de la carta, era mía, posiblemente por la cantidad de recuerdos agolpados. Si en ese momento me hubieran preguntado qué sentía, no habría sabido que responder.
¿Esta pequeña historia "epistolar" ha llegado a su fin? La respuesta a esta pregunta todavía no la sé ni siquiera yo.
Dedicado a la persona que me inspiró para escribir esto.
¡Feliz cumpleaños!
Nos leemos, MT6