Bienvenida

Espero que os gusten estas historias cortas; y algún que otro poema, si es que se me ocurre subir alguno.
Remember your colour

domingo, 11 de diciembre de 2016

MERY


Color rosa.


No encontrar palabras,
no encontrar gestos,
que definan por ti
mis sentimientos.

Me da igual
que estemos lejos
pues leer tus mensajes
me sirve de consuelo.

* * * Pasado un mes* * *

Desde la última vez,
ha pasado un tiempo,
que intercambiamos mensajes.
Te echo de menos

* * * Pasados tres meses* * *

Tengo nuevas noticias
y no te miento;
saber que tienes novia,
destrozó mis sentimientos,
pero estás feliz
y por ello me alegro.

* * * Pasada una semana* * *

Sé que soy odiosa
y que como tú, ninguna.
Mas pensar me emociona
que te he encontrado sustituta.

Me volvía loca
saber que no era la única
y dejar de hablarme a solas
acabó con mi cordura.

jueves, 27 de octubre de 2016

TRACK 2: ミセナイナミダハ、きっといつか.



Color azul.

Canción que te hace llorar/te emociona: Misenai namida wa kitto itsuka. . .



''He estado gastando mis días soportándolo todo, apretando mis dientes para así evitar llorar, para ocultar todo el sufrimiento que me acorralaba en una solitaria esquina de este odioso mundo.



Con la mirada perdida, oteaba el paisaje que podía ver desde la ventana del hospital: una prolongación del edificio en el que me encontraba, el cielo teñido de color naranja y también me era posible ver las copas más altas de los árboles del pequeño patio que ese desesperante lugar tenía.



Esa era la única vista que quería ver, pensar que yo no estaba aquí, que ningún compañero de clase me había insultado todos las días del instituto, que ese ''accidente'' no me había arrebatado a mi querido padre.



El único movimiento que podía hacer sin que mi cuerpo me doliera tanto como el mismísimo infierno era sentarme en la cama, pero no podía levantarme de esta.



Lo más raro de toda mi vida es que solo he llorado una vez: mi primer día de vida; o al menos así había sido, hasta que te conocí a ti.



Un día tan monótono como siempre, aburrido, sin nada que hacer; es cierto que recibía alguna que otra visita, solo que de enfermeras que venían a revisar mi estado y el de mi compañero de habitación un chico de 19 años, mi misma edad.



—Disculpa ¿No está aquí Ethan?- Entró una chica rubia de pelo largo y un bonito vestido.




Preguntaba por mi compañero de habitación y su pelo era igual de rubio que el suyo.



—Si no me equivoco están haciéndole unas pruebas.



—Aaah, siento haberte molestado.- La chica me miró con cara de arrepentimiento.



—No te preocupes; además, seguro que no tardará en venir, puedes esperarlo aquí si quieres.



—Muchas gracias.- La chica entró y cerró la puerta. Observaba toda la habitación como si quisiera descubrir algún pasadizo secreto en ella.- Por cierto ¿Cuándo has llegado al hospital? La semana pasada vine a visitarle y tú no estabas.



—Entré hace unos días.- Respondí serio.



—¿Y por qué tuvieron que ingresarte?



—Tuve un accidente de coche y algunos de mis músculos fueron dañados, los médicos dicen que es cuestión de tiempo que me recupere.



—Me alegro de que no sea nada grave para ti.- Sus finos labios se curvaron hacia arriba mostrándome una bonita sonrisa.



—Si bueno, tú lo has dicho: para mí no es nada grave.





—Aaah es cierto ¿Quién iba contigo en el coche?

—Mi padre.





—Pero él esta. . .



—¿Bien? No, los médicos me informaron de que murió.- Respondí con un tono igual de monótono que antes. El rostro de la chica pareció sorprenderse.



—¿Y no te entristece eso?



—Pues si, pero he soportado tantas cosas que ya estoy más que acostumbrado a aguantar mis lágrimas.



—Eso si que es triste, no poder llorar, no poder expresar la tristeza.



—Llorar es malo, solo muestra que eres débil y te hace quedar como una persona patética.



—Pero cuando una persona llora se desahoga y puede plantar cara a sus problemas con mucha más seguridad.



La puerta se abrió, dejando ver a la enfermera encargada de cuidarnos a Ethan y a mí.



—Víctor, recuerdas que el día que llegaste aquí te informamos sobre el accidente.- No, cualquier cosa menos más malas noticias, por favor, su tono de voz la delataba.



—Adelante ¿Qué nueva desgracia se suma a la lista?- Dije poniéndome ya en la peor situación.



—Tus piernas están empeorando y si continúan así no podrás volver a andar nunca.- La enfermera miró al suelo con un semblante triste.



—¿Y no hay ninguna forma de arreglarlo?- La chica rubia preguntó igual o quizás más preocupada que yo.



—Me temo que no.- La enfermera abandonó la sala volviendo a dejarnos solos.



Repentinamente estallé en lágrimas, no había decidido hacerlo pero debió de haberse visto patético. En ese momento, tú lloraste conmigo, unas lágrimas sinceras caían por tus mejillas. Las sequé, algo en mí odiaba verte triste.



Esas lágrimas escondidas llegaran a ser un arco iris que iluminará el mundo.- Esas palabras tuyas de consuelo se quedaron grabadas a fuego en mi memoria junto con la imagen de las pequeñas perlas que caían de tus ojos.''



—Parece que todavía recuerdas perfectamente el día que nos conocimos.- Sobre mi pecho desnudo descansaba la chica de ojos esmeraldas que tanta ayuda me brindó en aquellos momentos en los que tan mal me sentía.



—Y juro que nunca, incluso hasta después de mi último aliento, lo olvidaré. Tu fuiste, eres y serás la única persona que pueda brindarme una mínima esperanza, gracias a ti pude recuperarme de las secuelas de ese accidente y poder volver a sentir el suelo bajo mis pies. Te amo, te amo demasiado.- Acaricié su mejilla con una de mis manos, mientras que con la otra la abrazaba.



—Ooh Víctor.- Apoyándose en mi pecho, se acercó más a mis labios, hasta juntarlos por un tiempo que a mí me pareció muy corto.- Eres tan tierno.- Volvió a recostarse en mi torso.



Si estás sonriendo, puedo estar calmado, estoy seguro de que incluso puedo sonreír al recordar aquellos días en los que lloraba y lloraba.



domingo, 23 de octubre de 2016

TRACK 1: Chemical king twoon.

Color Morado.

Canción "favorita".



Desde mi enorme ventana observaba la ciudad de Hong Kong. Las miles y millones de luces, tanto de edificios como de coches, que la adornaban eran hermosas. Normalmente era una sensación muy tranquila; una pena que esta noche fuera muy distinta.


Había llegado a mis oídos la noticia de que durante estos últimos días, varias mafias habían sido descubiertas mientras realizaban la práctica del tráfico de menores; lo peor de todo esto, es que las mafias a las que varios de nuestros agentes capturaron, eran algunas de las que habíamos estado buscando durante meses ¡¿Qué digo meses?! ¡Años!

Quiero saberlo todo sobre el resto de grupos que se escondían bajo las sombras y los callejones de esta enorme ciudad; sin embargo, cuantas más cosas aprendo, más pienso: "ojalá no me hubiera enterado nunca".


Miles de veces me había preguntado por qué, si odio tanto saber las atrocidades por las que unas personas hacen pasar a otras, decidí entrar en el cuerpo de policía de mi ciudad. Todos los días leía en los informes las horribles cosas que se veían obligadas a soportar las víctimas de secuestro: violaciones, torturas físicas y psicológicas. . . Y en los peores casos, incluso asesinatos.

Golpeé el frío cristal con el dorso de la mano, apoyé mi frente en este y finalmente dije: "¿Por qué sigo torturándome de esta forma?"

-¿Puede ser que quieras conseguir encontrar un colorido Shangri-La?- Una voz resonó por toda la habitación. No me molesté en girarme, muchas veces esa voz me ha guiado, a pesar de eso, nunca he podido encontrar a su propietaria, siempre que me giraba solo veía la estancia o el lugar en el que estaba solitario, solo con mi presencia.

-Quizás tengas razón, mis pensamientos en los que existe un mundo sin ladrones, mafias, asesinos y demás gente de esa calaña son una completa utopía, no puede existir ni en el mundo más fantasioso.- Comencé a hablar con ella como si fuera una amiga a la que no veía durante mucho tiempo; o más bien, a la que no escuchaba desde hace mucho tiempo.


-Quizás no, tengo razón, sabes que hay gente muy diferente en el mundo y con diferentes formas de pensar; algunas reaccionan de forma más violenta, otras de una más calmada; algunas hablan y después piensan, otras piensan antes de hablar; algunas tienen las ideas claras, otras son muy influenciables. . . Y así, podría seguir hasta el día de tu muerte.- Hablaba de forma muy pausada, como si quisiera que cada una de sus palabras se grabara a fuego en mi memoria.

-No entiendo a dónde quieres llegar.- Dije confuso, era la primera vez que me hablaba así.

-Lo que quiero decir es que no puedes pretender que todo el mundo se comporte bien, de hecho, tú mismo cuando eras pequeño te metías en peleas y bastante grandes por cierto.

-Pero nunca he involucrado a personas que no tienen nada que ver en esas disputas.- Me justifiqué.

-Igualmente herías a gente de tu entorno y de eso mismo te estás quejando tú ahora ¿Qué irónico no?- Esas palabras me molestaron de sobremanera.

-¡Aaaagh, cállate, me has molestado desde que era pequeño! ¡¿Quién se supone que eres tú para entrometerte en mi vida?!- Exploté en gritos, no razoné la situación y quise imponer mi pensamiento sin argumentación ninguna.


Todos los seres humanos han hecho o harán cosas que les perseguirán durante toda su vida, y yo no iba a ser menos, esa fue la acción que trajo consigo unos remordimientos tan fuertes que me persiguieron hasta mi lecho de muerte. La propietaria de la voz no volvió a hablarme nunca, a pesar de todas mis voces desconsoladas que suplicaban su ayuda. ¿Dónde había ido esa chica? ¿Quién era? ¿Por qué quería ayudarme?

-La respuesta no está en ninguna parte, porque nadie va a responder.- Me dije un día a mí mismo tras toser varias veces y ver que en mi mano había sangre. Así fue mi último día.

jueves, 9 de junio de 2016

Te quiere, Natalia.

Color rosa.

  Una mañana como otra cualquiera en Londres, el cielo cubierto de nubes grises, confirmando que ese día también iba a llover. El pijama de verano junto con una bata, un vaso de leche y las gafas listas para leer todos los libros posibles, ese era el único plan que tenía para mi día libre.

  O al menos esa era la idea principal, si no fuera porque llamaron a mi puerta, esa persona fue el cartero con una carta para mí. No tenía el nombre de la persona que la había enviado, pero la abrí y comencé a leer su contenido:

Barcelona, 9 de junio de 2016.

  Hola Maika.

  Hace ya mucho tiempo que no nos vemos, quizás diez años desde la última vez. Posiblemente ya no te acuerdes de mí, fuimos compañeras en la secundaria Jeanne D'arc, siempre estábamos juntas y eramos muy buenas amigas. Hasta que tuviste que mudarte a Londres por el trabajo de tus padres.

  Las primeras semanas después de que te marcharas fueron muy tristes y sombrías, ninguna de las cuatro queríamos hacer nada. Cada vez que te recordábamos todas rompíamos a llorar.

  Recordamos los momentos en los que quedábamos para ver películas juntas o incluso series de televisión, todos los momentos de risas compartidas, las veces que jugamos juegos inventados, incluso los momentos en los que comenzábamos a hablar de un tema cualquiera y acabábamos hablando de otro totalmente diferente. (Al final de este párrafo había una pequeña gota de algún líquido, que según yo creo era agua).

  Posiblemente nada de esto te importe y seguramente te estás preguntando: "¿A qué viene escribirme diez años después de eso?". En tu caso, yo también estaría extrañada, pero necesito decirte algo que no pude en persona debido a tu partida.

  ¿Recuerdas qué cuando estábamos solas a veces me preguntabas que si me pasaba algo? ¿Los momentos en los que te sentías triste y te acurrucabas en mí buscando consuelo? ¿Las noches en la que yo iba a dormir a tu casa y antes de dormirnos hablábamos de cualquier tontería?


  Yo si que los recuerdo, y son unos de los recuerdos que más atesoro, ya sea triste o feliz, terrorífico o alegre, dulce o amargo, cada momento vivido contigo es para mí una pequeña joya que brilla con luz propia. No necesitaba nada más que hablar contigo para cambiar mi mal humor por una amplia sonrisa. Cuando te sentías mal me costaba centrarme en todo lo que pasaba a mi alrededor.

  (Como no olvidar al grupo de amigas que tenía en mi antigua ciudad, todas eran muy simpáticas y amables. Los primeros meses después de mudarme continuábamos hablando, pero poco a poco perdimos el contacto, no he sabido el porqué. Aún las extraño mucho aunque ella crea que ya no las recuerdo.)

  Seguro que también te preguntaste por qué perdimos el contacto. Los estudios cada vez se volvían más difíciles y no es que tuviéramos muchos ánimos, esos fueron los motivos; aunque, seguíamos pensando en ti, seguíamos discutiendo sobre lo que estarías haciendo en esos momentos. Espero que con eso te haya resuelto tus preguntas.

   Ahora me queda explicarte el motivo por el que te he escrito esta carta. Unos párrafos antes has leído que era para decirte una cosa que no pude cuando estabas más cerca, quizás por vergüenza, quizás por miedo a perder tu amistad y no poder volver a estar junto a ti nunca más. Lo que quería decirte era. . . ¡Te quiero! Y no solo como amiga, te amo, todavía tengo la infantil esperanza de poder pasar todo mi vida contigo, compartir alegría y tristeza por igual; incluso, sabiendo que no estabas (y quizás ahora tampoco estés) interesada en nadie, y seguramente mucho menos en mí.

  Sé de sobra lo diferentes y parecidas que somos a la vez, sé que tú te mereces mucho más de lo que yo soy (puede que incluso a alguien menos cursi de lo que estoy siendo ahora mismo) pero no puedo evitar pensar en ti en todo momento, eres un cristal clavado en mi memoria, eres el destino de mis pensamientos, eres una de las personas a las que más aprecio en este gran mundo.

  P.D: Seguro que esta carta te ha llegado el día 9 de junio, el día de tu cumpleaños, muchísimas felicidades. Espero que respondas esta carta.

Te quiere, Natalia.

  Natalia, aquella  chica que rara vez tenía una tristeza en su rostro, como el resto de mis queridas amigas: imposible de olvidar. Nunca se me había pasado por la cabeza esa situación, tampoco cómo reaccionar a ella cuando se me presentara, no tenía ni idea de qué hacer en ese momento: responder a esa carta hacer como si nunca hubiera leído esto.

  De repente una gota mojó el papel de la carta, era mía, posiblemente por la cantidad de recuerdos agolpados. Si en ese momento me hubieran preguntado qué sentía, no habría sabido que responder.

   ¿Esta pequeña historia "epistolar" ha llegado a su fin? La respuesta a esta pregunta todavía no la sé ni siquiera yo.
Dedicado a la persona que me inspiró para escribir esto.
 ¡Feliz cumpleaños!
 Nos leemos, MT6

miércoles, 1 de junio de 2016

La otra versión de caperucita roja.

Color verde. 

  Siempre se ha hablado de caperucita roja como el cuento en el que, el lobo, suele ser, por regla general, el malo del cuento, el que siempre engaña al protagonista y como no, el antagonista que nunca acaba bien.   Hoy, os contaré una de las miles versiones que hay sobre este cuento, obviamente como todos los relatos de este género el final contendrá una enseñanza que quizás se deba tener presente en algunos aspectos de la vida cotidiana. 

   Para salir un poco de la típica rutina, cambiemos el nombre de caperucita por: Rouge, por ejemplo; y ya que estamos alterando cosas, imaginemos que el lobo tiene un aspecto similar al humano y que aún conserva su cola junto con sus orejas de lobo. Con esto ya estamos listos para empezar.

  La primavera había comenzado y Rouge, una chica cercana a los quince años, con el pelo oscuro como la madera de un piano, estaba dando un tranquilo paseo por el bosque, le encantaba estar rodeada de naturaleza y siempre que podía hacía el mismo sendero para ir a visitar a su abuela o darle algo importante; no era este el caso de hoy, iba libre de recados y sin nada que hacer.

  Llegó a un desvío y como el cielo todavía estaba teñido de un color anaranjado, decidió adentrarse más en el bosque, lo que no sabía es que un chico, con aspecto humanoide, la estaba mirando escondido detrás de un árbol, lo suficientemente ancho como para ocultar su figura, observaba todos y cada uno de sus movimientos, con una sonrisa que rozaba la dulzura y la felicidad a la vez; hasta que su cara cambió al escuchar el ruido de una rama partirse, había sido él.

  -¿Quién hay ahí?- preguntó la chica asustada cuando llegó a sus oídos el ruido de la rama, provocando que esta mirara hacia todos los lados asustada, quedando así de espaldas al chico.- ¡Sal de donde estés ahora mismo!

  -Tranquila, no te haré daño, pero por favor, no salgas corriendo.- Dijo el lobo desde su escondite con voz sosegada, estaba asustado sabía que aquella chica huiría en cuanto viera sus orejas y su cola; aunque finalmente se decidió a salir de detrás del árbol.

  Rouge, escuchó las pisadas que provenían de su espalda y vio al chico. La reacción más lógica habría sido salir corriendo de ese lugar; y, eso fue justamente lo que pasó, la chica no se lo pensó dos veces antes de escapar del frondoso bosque, que cada vez se volvía más oscuro.

***A la mañana siguiente***

  Ella sabía que iba directa a la boca del lobo (y nunca mejor dicho), sabía que se arriesgaba demasiado volviendo al bosque, pero prefería ser devorada a estar separada de ese lugar en el que tanto la reconfortaba estar. Pero con lo que no contaba era que el mismo chico que la espió ayer también estaba mirándola atentamente hoy y no tenía pensado mover ni un dedo.

  Tan caprichoso era el destino que levantó el suficiente viento como para que una gran cantidad de polen hiciera estornudar al chico, ya sabía el próximo movimiento que la chica haría, para su sorpresa ella seguía quieta, con la cabeza recostada en el árbol que el lobo usaba como escondite en ese momento.

  -¿E-estás bien?- preguntó el chico preocupado mientras se acercaba lentamente al cuerpo inmóvil de la chica. No fue mucho el tiempo que tardó en soltar un suspiro de alivio, la joven de ropas rojas se había dormido.- Menos mal.

  Dormía plácidamente, pero no fue muy inteligente dormirse en el bosque, aún cuando es de día, peligrosas criaturas buscan por presas a las que cazar, cosa que el lobo sabía bastante bien, así que no le quedó mas remedio que quedarse vigilándola.

***Tras unas horas***

  Rouge abrió sus ojos, miró hacia un lado y hacia otro, solo podía ver kilómetros de bosque que tardaría un gran tiempo en recorrer para volver a su casa.

  -Parece que ya estas despierta.- escuchó la voz de un chico a su espalda; en ese momento, la sensación que recorrió su cuerpo le era muy familiar, la había sentido en otras ocasiones, era el presentimiento de que alguien la observaba. aunque cuando recordó lo que pasó ayer se hizo una pequeña idea de quien era.- ¿E-eres el mismo chico de ayer? Sal de dónde estés.

  -¿Quién me asegura a mí que no te vas a asustar y salir corriendo sin escucharme como la última vez?- respondió escondido detrás del árbol.- No te haré daño ni te voy a comer.

  -¿Entonces, qué quiere una persona como tú de mí si no es ser comida?- preguntó la chica desconfiadamente.- No creo que la gente de tu calaña.- pensó en lo que dijo.- O de tu especie sepa lo que significa amabilidad.

  -Que sepas que lo mismo que en tu especie hay gente buena y gente mala, en la mía también hay lobos buenos y lobos malos, no todos los de una misma raza nos comportamos igual. El problema es que no todo el mundo lo acepta.- Parecía algo desanimado al decir la última frase.

  Tras estas palabras la chica no sabía que decir, desde pequeña le dijeron que tuviera cuidado con los lobos, y más con ese que vivía en el bosque. Ahora que había conocido a ese lobo tan feroz del que le advertía su madre, había cambiado de idea drásticamente, quizás su madre estaba equivocada después de todo.

  -S-siento lo que he dicho.- La chica agachó la cabeza en señal de arrepentimiento.

  -Tampoco tienes porqué pedirme perdón, simplemente no olvides lo que acabas de escuchar.- En el fondo el chico estaba muy nervioso, era la primera vez que hablaba con la joven a la que había observado durante más de ocho años, pero no permitiría que esa emoción que sentía fuera visible, al menos no por ahora.- Deberías volver tu madre se estará preocupando.

  Tras echar un vistazo a su reloj de pulsera y ver que eran las 13: 50, Rouge, se despidió del chico que acababa de conocer con un simple: "Nos vemos esta tarde", y rápidamente regresó a su casa.

  -¡¿Ha dicho: "Esta tarde"?!- Exclamó el lobo.- También vendrá esta tarde.- Estaba rebosante de felicidad, estaba comenzando a entablar una relación de amistad con ella, la chica que desde hace tiempo le llamó la atención.- Hasta esta tarde entonces.- Dijo aunque la chica ya no estuviera ahí para después sonreír e irse.


***Esa tarde***

  El joven lobo esperó y tras un corto periodo de tiempo apareció su deseado pelo moreno cubierto por una capucha roja, motivo por el cual su cola comenzó a moverse alocadamente.

  -Hola, "caperucita roja".- Él fue el primero en saludar.

  -¿A qué viene ese apodo? Mi nombre es Rouge.- Un sonrojo, tan leve que parecía rosa, atacó las mejillas de la chica cuando esta escuchó su nuevo apodo.- Yo tampoco se tu nombre y no te llamo "wolfie" ni nada por el estilo.

  -Casi pero no, me llamo Ookami (lobo en japonés).- Extendió su mano en señal de saludo, gesto que la chica aceptó con una sonrisa.- Encantado de conocerte, Rouge.

  -Igualmente Ookami.

  Los dos jóvenes se reunían en el bosque, cerca de ese árbol en el que se encontraron por primera vez, siempre que su tiempo se lo permitía. Cada vez tenían más cercanía entre ellos y se reunían más a menudo, tanto que el amor afloró entre ellos, esto ocasionaba que ambos estuvieran la mayor parte del día fuera de su casa, o en caso del lobo de su cueva. Sus familias no tardaron en preocuparse por ellos y vigilarlos atentamente cada vez que se adentraban en el bosque.

***pasados los meses***

  Anocheció, Rouge se despidió y alejó de su querido lobo. Caminaba tranquila de vuelta a su casa cuando unas pisadas llamaron su atención.

  -¿Ookami eres tú?- El miedo se sentía en su voz y sus pasos se apresuraron ¿Pero hacia que dirección? No lo sabía, ella solo corría para salir rápido de ese bosque, lo que no sabía es que iba derecha a la boca del lobo.

  En ese bosque cubierto de oscuridad un fuerte grito retumbó, era de la chica, la cual ahora se encontraba tumbada en el frío suelo y un costado cubierto de su sangre.

  El grito no tardó en llegar a oidos de Ookami, el cual corrió hacia la zona de la que provenía lo que a él le pareció un grito de socorro. No tardó poco tiempo en llegar a dicha localización. No tenía palabras para expresar nada de lo que sentía cuando vio aquella escena: Rouge estaba tumbada en el suelo, sus ojos permanecían cerrados; y la capucha blanca que ese día se puso, estaba teñida de un rojo muy oscuro.

  las rodillas del chico impactaron con el suelo en un fuerte golpe, sus lágrimas hablaban por si solas y sus temblorosos brazos levantaron el inerte cuerpo que antes perteneció a la chica que tanto amó.

  La profunda herida de su costado no pudo ser provocada fácilmente, no le gustó nada la deducción a la que llegó: Estaba más que seguro de que había sido alguien de su familia, ellos eran los únicos animales "peligrosos" de todo el bosque; aunque él no tuviera ese comportamiento sabía de lo que era capaz su familia y esta era una de ellas.

  Un fuerte dolor apareció en su pecho, creía que era por la reciente pérdida de la persona de la que llevaba tiempo enamorada. Lo que él no escuchó fue el sonido de un disparo de un cazador cercano a ese lugar, probablemente contratado por la madre de Rouge para exterminar al ser del bosque.

  Sí que se dio cuenta de que su pecho sangraba y al ver a alguien alejarse de ese lugar con una escopeta no tardó en sonreír felizmente, puede que su final estuviera cerca pero el saber que pronto estaría cerca de ella le quitaba el miedo a la muerte que toda su vida tuvo.

  Con su último aliento de vida llevó en brazos a la chica hasta el árbol, que tantos encuentros suyos presenció, para después recostarse, junto con la chica, en el testigo de sus encuentros.

  -¿Quién habría pensado que nuestra muerte estaba tan cerca?- Habló con el cuerpo sin vida, tras esto depositó un dulce beso en la pálida frente.- Pronto nos volveremos a ver.- cerró sus ojos aún con una gran sonrisa.

  Un aullido de lobo fue el último sonido que esa noche se escuchó en ese bosque, este no estaba dedicado a la luna como la creencia popular decía, sino a la chica de caperuza roja, la única con el valor suficiente como para volver a encontrarse con ese chico, aunque fueran diferentes.

  Hoy en día, quedan muy pocas personas como Rouge, gente que no le tiene miedo a lo diferente, cuando en realidad es lo que más debería abundar.
Nos leemos, MT6.

jueves, 12 de mayo de 2016

El lagarto de Sierra Mágina.


Color amarillo.


   Después de que en Japón se diera a conocer la noticia de que el país iba a ser aislado y de que se iba a eliminar la clase social conocida como los samuráis, gran parte de este grupo, decidió dejar su querida Tierra del Sol Naciente y partir junto con los extranjeros, la mayoría de estos españoles y portugueses, que huían por miedo a perder sus vidas. Para mi fortuna, un hombre de España, con el que hablaba todos los días y del que no puedo decir su nombre, me ofreció llevarme a su tierra y darme cobijo allí, gesto que aún a día de hoy le agradezco desde el fondo de mi alma.

   Preparamos todas nuestras pertenencias importantes y cargamos con estas las embarcaciones que usaríamos para llegar a nuestro destino. Durante el viaje, el señor me habló sobre su tierra y lo mucho que le gustaba ver la belleza de las calles de su aldea. Me sentía muy emocionado por conocer una tierra diferente a la mía, una pequeña villa encarcelada por una sierra cubierta de marrón y verde según lo que él me había contado. Llegamos a una costa en la que mi segundo padre me dio una extraña túnica cosida a un pedazo de tela de igual color que ocultaba mi rostro, con una sombra suficiente como para cubrir mis rasgos extranjeros y no ser descubierto por nadie, posiblemente como tendría que haber vestido obligatoriamente en mi país. Tras esto retomamos a pie nuestro viaje hacia esa villa de la que tanto me habían hablado, un verdadero infierno cerca de las tres semanas de duración, hasta que por fin llegamos a nuestro destino: La Villa de Huelma. Tal y como me habían dicho las marrones y verdes montañas que rodeaban el territorio parecían mantenerlo encerrado en un pequeño espacio, que a mis ojos era una gran zona por explorar y con miles de cosas que aprender.

   La mañana posterior a nuestra llegada el hombre estuvo enseñándome las principales reglas de su idioma, ya que lo poco que sabía de español era el que había usado para poder entenderme con el hombre al que le debo la vida, al principio me resultó algo complicado y aburrido de aprender, pero al pensar que de eso dependería mi futuro en este país no me quedó más remedio que esforzarme por aprender rápidamente el idioma, su forma de escribir y varias de las raras tradiciones que esa villa tenía desde hace tiempo, hazaña increíble para mí, ya que en algo más de cuatro meses pude dominar bastante bien el lenguaje. Pero para su desgracia o suerte el hombre también me contó una terrible anécdota, que en algunos aspectos guardaba cierto parecido a una leyenda muy conocida en mi país, si mal no recuerdo la historia del hombre era algo así: “Antes de que fuera a Japón un día de tormenta, en una de las montañas que rodea esta villa cayó un relámpago con tanta energía que el pico de la montaña cobró vida, como la forma de este se asemejaba a la de un lagarto,el conjunto de piedras y tierra adoptaron la figura de ese temible reptil. Todo el mundo vio como el pico de la montaña cobraba una forma más realista y se levantaba de la zona en la que antes había un monte. Bajó hasta la villa y se quedó un rato mirando todas las casas para después mover su mano y demoler varias casa. Tras esto volvió a la montaña o a lo poco que quedaba de ella, esto se repetía cada mes en todas las villas de las cercanías todos los aldeanos de la comarca de Sierra Mágina estaban muy preocupados por lo que les pudiera pasar, no querían dejar su tierra e irse a otras, pero las riquezas de esa zona estaban disminuyendo ya que tenían que reconstruir y volver a sembrar todo lo que el gran reptil masacraba de sus terrenos. Este problema solo lo sabían los habitantes de esa comarca pues la mayoría de los caminos hacia el resto del país habían sido cortados por el monstruo, los únicos que quedaron libres fueron los que estaban más ocultos o eran más estrechos, por este motivo pedir ayuda a gente de los alrededores de la comarca era un acto impensable. Pasados algunos meses el gran lagarto solo le permitía salir a los mercaderes de la zona, cosa que estaba empezando a eliminar la temida posibilidad de huir a otros lugares...

   La historia que estaba contado el hombre fue interrumpida por unos ruidos muy fuertes de pisadas y golpes de piedras cayendo contra el suelo. Los dos nos miramos con cara de preocupación, ya nos imaginábamos que era lo que provocaba ese estruendo, como era de noche mi padre adoptivo me dejó salir, con la extraña túnica puesta, a ver que estaba pasando fuera.

   Por desgracia, nuestros malos presentimientos eran ciertos, era el reptil gigante que estaba derrumbando varias casas, que por suerte no estaban muy cerca de la nuestra, solo pude diferenciar sus brazos y cuerpo de la sombra, su altura era la de un monte, quizás por eso sus movimientos eran muy lentos y tardó tanto tiempo en darse la vuelta para dar así por finalizado su ataque. Toda la villa se acercó para ver como estaban los habitantes de esa zona, afortunadamente nadie salió herido de gravedad, y con pocos tratamientos pudimos sanarlos a todos; pero ver a todas esas personas tristes me hizo recordar el motivo de que los samuráis, antigua clase social a la que pertenecía y a la que seguiré perteneciendo hasta mi muerte, existan: guerreros que luchan guiados por las decisiones que ellos creen correctas para poder obtener, con su coraje y fuerza, la justicia que no todo el mundo es capaz de pedir por su propia mano. Gracias a este recuerdo tomé la decisión de exterminar al lagarto para que no destruyera estas tierras, que hace poco se habíanconvertido en mi nuevo hogar.

  A la mañana siguiente de que el monstruo atacara la villa le conté al hombre mi alocada idea, según él, de matar a ese lagarto; al principio decía que estaba loco si pensaba que podía ganar a ese gran reptil, pero tras estar insistiéndole algo más de una semana en que podría derrocarle con el entrenamiento que recibí en mi país, conseguí que me diera su aprobación para poder ir por la noche, armado con mi espada, a la montaña en la que el conjunto de tierra y piedras vivientes vigilaba toda la comarca para así poder matarlo y que todos los habitantes de la puedan volver a vivir en esos días tranquilos en los que nada les impedía salir de su tierra y vivían seguros.

   La noche cayó rápidamente, cogí mi catana y la túnica que uso para cubrirme el rostro, salí de casa , él ya me dijo el lugar en el que el monstruo descansaba por las noches así que no me fue difícil encontrarlo. Intentando hacer el menor ruido posible llegué a la montaña en la que estaba dormido, con el mayor sigilo del mundo desenvainé mi espada y le hice un profundo corte en una de sus patas , que para mi sorpresa se la cortó completamente, el reptil se despertó y antes de que me volviera a atacar le corté el cuello con la misma facilidad que su extremidad, tras esto dejó de moverse, indicio suficiente para saber que lo había matado; toda la comarca escuchó el grito del lagarto mientras moría pero posiblemente por el miedo nadie salió de su casa, aun así yo volví rápido a la mía por si algún curioso se acercaba.

   A la mañana siguiente fui despertado por los gritos de alegría y emoción de las calles de la villa, parece ser que ya habían visto los huesos de lo que antes había aterrorizado tanto a la comarca de Sierra Mágina, nadie sabía quien había sido la valiente persona que mató a ese monstruo, lo que sí que sabía todo el mundo es que no volverían a ver nunca más a ese horrible lagarto que ahora volvía adornar el pico de una de las montañas que rodeaba la villa de Huelma. Yo por mi parte no tuve ninguna queja por que no me reconocieran el merito de mi hazaña, para mí el mayor premio que recibí fue poder vivir tranquilo con mi querido padre adoptivo y saber que gracias a mí las futuras generaciones no tendrán que vivir atormentadas por esa montaña que ahora es conocida como: “El lagarto de Sierra Mágina”.

  He decidido compartir esta historia con vosotros, aunque al comienzo no me gustó, poco a poco me gustó cada vez más el resultado así que aquí la tenéis, una historia sobre mi tierra, quizás con algún anacronismo que otro.

Nos leemos, MT6.

domingo, 17 de abril de 2016

¿Todo esto lo hiciste tú?.

Color azul. 

  Salí del trabajo aproximadamente a las dos de la mañana, no era un trabajo muy bien pagado, pero con el poco dinero que recibía era suficiente para poder vivir decentemente, por desgracia últimamente tenía que trabajar más horas por menos salario, era cuestión de tiempo que me despidieran de esa empresa, en la que por otro lado no me resultaba muy cómodo trabajar. Mi vida social tampoco era muy buena, no me hablaba con nadie excepto con un compañero del trabajo.

  Estaba caminando de vuelta a casa por las calles que recibían la débil luz de las pocas farolas que había muy repartidas en esos anchos caminos. Tras un rato andando sentí la presencia de alguien más, me giré, miré a ambos lados, a la acera opuesta, pero no había rastro de nada ni nadie, hasta que mi vista volvió al camino que estaba recorriendo, fue tal el susto que me llevé que ni siquiera pude gritar por lo que vi, aunque pensándolo bien no debería ni haberme asustado: había un gato de pelaje negro mirándome fijamente con unos profundos ojos color azul claro, aunque era poco visible, su cara mostraba una gran tristeza, no tenía collar por lo que deduje que era callejero.

  Nuestras miradas estaban fijas en las del otro, hasta que miré el reloj de mi móvil y vi la hora, las tres menos cuarto de la mañana, con más prisa que antes retomé el camino a mi casa, gran sorpresa fue la mía cuando de reojo pude ver que la silueta del negro animal andaba a mi lado a la misma velocidad que yo, me estaba siguiendo, no soy una persona supersticiosa así que no me molestaba caminar acompañado de ese animal, que cuanto más lo pensaba más parecidos tenía conmigo: ojos color azul claro y pelaje casi tan negro como esa noche.

  Llegué a la puerta de mi casa y el gato se sentó en el suelo observándome como entraba y volvía a cerrar detrás de mí. Me puse el pijama, cene y me dispuse a irme a mi cuarto para dormir por el agotador día, pero no pude, me fue imposible conciliar el sueño esa noche, no podía parar de dar vueltas en la cama y me era imposible cerrar los ojos, aún seguía pensando en ese bonito gato con el que me había encontrado. Salí con el pijama, que no me abrigaba mucho y el hecho de estar en invierno no mejoraba la situación, el animal seguía ahí sentado mirando hacia mi puerta, volví a quedarme un buen rato mirándole.

  -¿Tú también estás solo, verdad?- me arrodillé y acaricié su cabeza, gesto que el animal respondió pegando su mejilla a mi mano.- Parece que si, no pasa nada, no eres el único.- Podría haber estado acariciando a ese gato toda la vida pero estaban empezando a caer pequeños copos de nieve, cogí al gato en brazos y lo metí en mi casa.- Lo siento pero no tengo comida de gato, mañana iré a comprar.- Dio un salto al suelo y frotó sus mejillas contra mi pierna derecha, no pareció importarle mucho la mala noticia.- Buenas noches, mañana tendrás un nombre y comida.- fui a mi cuarto seguido por el gato y me acosté con el animal en mis pies.

  -Miau.


***Al día siguiente***

  Me levanté temprano para la hora que era, superé mi récord personal, sin tiempo que perder desayuné, me vestí y me fui a comprar todo lo necesario para que el gato pudiera vivir en mi casa: comida y arena para gatos, dos comederos y un collar. Regresé a mi casa y más feliz que ayer por la noche, mi nueva mascota me estaba mirando sentado desde el pasillo.

  -Hola, ya he vuelto de comprarlo todo.- Acaricié al animal y a la vez que se me escapaba una tonta sonrisa me volví a levantar para prepararle la caja con arena y los comederos, uno con agua y otro con comida, el animal muy feliz devoró ambos comederos y restregó su mejilla con mi mano derecha, ya que estaba agachado.

***Esa misma tarde***

  Escuché el timbre y me dirigí a la puerta, al abrirla me encontré con una mujer de pelo largo y castaño, tenía un traje muy formal negro conjuntado con unas gafas que enmarcaban sus verdes ojos y embellecían su cara, parecía tener una edad cercana a la mía, entre unos veintiocho o veintinueve años; aunque no la conocía de nada.

  -Hola, ¿es usted Víctor Savinto?- Dijo tímidamente.

  -Si,soy yo ¿A qué se debe su visita?- Le pregunté amablemente con la intención de tranquilizarla.

  -He escuchado que usted es muy bueno en el trabajo de contabilidad y venía a ofrecerle la posibilidad de trabajar en mi empresa, con un salario más alto del que tiene ahora mismo y un horario que no sobrepase sus capacidades ¿Qué le parece la oferta?- cuando dijo esto parecía más calmada y seria.

  -Me parece muy bien, pero antes de comenzar el trabajo en su empresa debo retirarme de mi puesto actual.

  -No se preocupe, mañana hablaré yo con su jefe y vendré aquí para que firme el contrato.- dijo sonriente.

  -Es muy amable por su parte pero no tiene porqué facilitarme tanto el papeleo, ya lo arreglaré yo mañana todo.

  -Para mí no es ningún problema, le insisto en que me encargue ese asunto, usted vaya preparando sus maletas, irá a la sede de la empresa, solo si no tiene nada en contra.

  -¿Pero dónde está la sede?

  -No muy lejos de aquí, por cierto se me olvidaba, se lo proporcionará una vivienda cerca de su zona de trabajo en la que podrá tener mascotas.- miró al gato 

  -En ese caso aceptaré.

  -Perfecto, nos vemos mañana por la tarde entonces, adiós.- la mujer se dio la vuelta y se fue.

  Esa noche comencé a preparar las maletas y todas mis pertenencias. Acabé muy cansado y después de jugar un rato con el gato me fui a dormir.

***Al día siguiente***

  Me desperté pero no quería levantarme de la cama, aún seguía muy cansado por la gran cantidad de cosas que tuve que guardar, pero tras ver el reloj, que aún seguía en la mesita de noche, y ver que eran las seis menos cuarto de la tarde, salté de la cama para comenzar a arreglarme, la mujer de ayer no tardaría en llamar. Y dicho y hecho, el timbre de la puerta retumbó por toda la casa vacía, me vestí con las primeras prendas que cogí de la maleta y a toda prisa bajé para abrirle la puerta seguido por el gato negro.

  Allí estaba ella, con un traje similar al de ayer y su pelo recogido en una coleta alta, lo cual le daba un aspecto más serio.

  -Hola, espero no haber venido en un mal momento.- dijo mostrando una sonrisa.

  -No es un mal momento tranquila... pasa.- Obviamente le mentí, tal vez con la intención de no hacerle sentir mal o quizás solo fue parecer organizado, cualidad que no acostumbro a tener.

  Gracias.- La chica pasó y se sentó en una de las sillas para hablar sobre el contrato.


***Terminamos de hablar sobre el contrato***

  -Entonces bienvenido a la empresa, Víctor Savinto, mañana vendrá a buscarlo un coche de la empresa, nos veremos en el trabajo.

  -Nos veremos en las oficinas.

  -Miau.

  -Jajaja, parece que no eres el único ilusionado en que empieces con tu nuevo trabajo.- dijo mi nueva jefa a la vez que se agachaba para acariciarle. Tras esto se fue.

***Tras un mes en su nuevo trabajo***

  -Nokto, ese será tu nombre, sé que he tardado mucho en ponerte un nombre,  pero sabes que con el tema de la mudanza y con lo de tener que acostumbrarme al nuevo trabajo he estado algo ocupado, pero ya tienes un nombre, aunque no sé si te gusta.

  -Miau.- frotó su mejilla contra una de mis piernas.

  -Lo tomaré como un sí.- Acaricié su cabeza.- Por cierto, hoy vendrá mi jefa Irina a cenar así que pórtate bien ¿vale?- El animal ronroneó.- Desde que te adopté mi vida ha cambiado a mejor, no sé si has sido tú o ha sido una coincidencia, pero gracias, Nokto.

  Tras leer esta historia, ¿Dejarás pasar de largo al próximo gato negro que se te cruce por el camino o te mire fijamente?

Nos leemos, MT6.

jueves, 7 de abril de 2016

El terrible nuevo mundo.

 Color negro.

  Hace poco tiempo entré en un nuevo mundo para mí, un mundo que nunca antes había visto. Los primeros días la ilusión de haber llegado a un mundo diferente me cegaba y me impedía ver todo lo que en pocas semanas me vendría encima. Lo que al principio me parecía mejorar mi vida pasó a ser un infierno en el que solo había prisas, superioridad, gente que te calificaba con solo echarte un breve vistazo e hipocresía.
  Todo ello gobernado por personas que solo se preocupaban por ellos mismos, lo que ocasiona que cuando alguien tiene problemas, estos aumenten por la culpa de sus "gobernantes", y que las pocas personas amables que hay sean consumidas por la basura, a la que llamamos comúnmente "sentimientos" tales como: envidia, avaricia, soberbia...
  Todo lo que antes veía con mis ojos infantiles, con los que podría sacar alegría incluso de los lúgubres cementerios si así lo quería, ahora solo podía verlo con ojos de desesperación y tristeza, con los que no podía ver alegría ni en un diminuto rincón de todo el mundo.

  Lo peor es que todo se rige por lo que a la mayoría de la gente le parece "normal", si no son como ellos o tienen sus mismos ideales simplemente lo tachan de raro y de todas las demás acusaciones que se les ocurren, aunque estas no sean verdaderas.

  Puede que si conozcas a alguien que sea muy amable y simpático, pero cuando te des la vuelta comenzará a criticarte sin miramientos con sus otros compañeros, nunca te lo dirá a la cara para que sigas hablándole y continuar sintiendo que tienen muchos más amigos de los que en verdad posee (ya que si no tienes muchos amigos no puedes ser una persona "normal").

  Como ya he hablado antes sobre la "normalidad", esta se cumple cuando te gustan las mismas cosas que a la gran mayoría , como el reggaetón, el consumo en exceso de drogas (el tabaco y el alcohol también son drogas, pero legales) o seguir las modas estúpidas que surgen, todo lo que salga de estos parámetros es más propenso a que sea criticado por esa mayoría. Como no todo el mundo tiene la misma mentalidad hay gente a la que le afectan más esas críticas, cosa que la gente aprovecha para poder sentirse superior y creerse algo.

  La poca gente buena que hay en este mundo se encuentra escondida por miedo o por que es ignorada por ser "diferente", una verdadera pena que algunas de estas personas elijan el suicidio por no poder hacerle frente, ya sea por estar solo o tener miedo a decírselo a su familia o amigos más cercanos.

  Definitivamente, El Mundo de los Humanos, es un mundo cruel y frío, pocos años después de aprender a hablar el niño o niña ya puede comenzar a ser una persona despiadada y soberbia, pues soy testigo de que a tan corta edad ya comienzan a insultarte y aislarte de todo el mundo de tu edad, para mi suerte mis padres y amigos me ayudaron a soportar el corto periodo de tiempo durante el que sufrí. Aún así a día de hoy sufro en el mundo adulto lleno de hipocresía y falsedad. Odio este mundo, por eso quizás prefiero estar encerrada en mi casa a estar ahí fuera.

  Unas verdades y que poco a poco, según dicen algunos, está cambiando.
Nuestro principal propósito en esta vida es ayudar a otros. Y si no puedes ayudarles al menos no les hagas daño.
                                                     Nos leemos, MT6.