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Espero que os gusten estas historias cortas; y algún que otro poema, si es que se me ocurre subir alguno.
Remember your colour

lunes, 4 de septiembre de 2017

Solo unos pasos.

Color negro.
Miré el calendario por décima vez esa semana: miércoles 27 de diciembre del 4.999, con motivo del nuevo milenio que en pocos días comenzaríamos y de los grandes e importantes avances realizados en los campos de robótica y mecánica, cada comunidad autónoma de España decidió celebrarlo a su  manera.
En varios puntos de Andalucía; como por ejemplo: Terra Mágina, comarca de la que renace mi familia, se estaba organizando un concurso de cuadros. En las bases de este concurso ponía bien claro que los materiales utilizados debían ser  pinturas al óleo, las cuales se me da bastante bien usar y que el cuadro, ya fuera real o imaginario, debía de estar basado en dicha comarca .
Las personas más cercanas a mí, y conocedoras de mi gran gusto por este arte, me insistieron cientos de veces en que me presentara al concurso, a pesar de que yo hubiera rechazado mil veces esa sugerencia.
Tanto agobio me causaron con su persistencia que, gritando todo lo posible para que quedara bien claro, les dije que participaría en ese concurso para que, al menos, pudiera estar un día tranquilo sin escuchar las palabras: “Por favor, hazlo por mí” o “Si quieres tú me dices qué debo pintar en el cuadro y tú lo presentas con tu nombre”.
Mis ojos se desplazaron a los óleos y después al lienzo que pintaría, este seguía blanco desde el primer día que me decidí a participar; para empeorar las cosas, pensar en cómo llenarlo de vida solo conseguía que mis ansias por acabar pronto llegaran al límite en el que, cuando al fin terminaba mi obra, si es que la podía llamar así, no tuviera ningún rasgo que pudiera identificar como mi estilo característico, ese estilo que se bastaba de una simple ojeada para identificar al pintor, es decir yo.
La verdad sea dicha: mi tierra no me inspiraba en nada a la hora de crear, según la opinión colectiva, mis maravillosos cuadros; y pintar cualquier cosa para inventarme posteriormente cualquier tontería que enlazara mi creación con la comarca en la que se realizaría el concurso no me parecía correcto.
-¡¿Todavía no has empezado a pintar?!- Me vi obligado a girarme por el fortísimo grito que soltó mi madre.- Siendo tú, seguro que ya estarías pensando cuál será el próximo cuadro que harás.- Sentía que su voz estaba decepcionada.
-Y ahora es cuando me sueltas la típica frase: “Si no te hubiera pedido que participaras en el concurso lo habrías presentado al día siguiente de enterarte y sin dudarlo” ¿Me equivoco?- Su cara formó una mueca que amenazaba con soltar carcajadas, pero a los pocos segundos se calmó y adoptó un tono tranquilizador.
-Sé que si te lo propones puedes crear una obra de arte sublime, solo necesitas esforzarte un poco, el resto verás que se termina solo.- Al contrario de la finalidad de alentarme a comenzar a pintar, esas palabras me enfadaron tanto que solté todo mi estrés acumulado en un buen grito.
-¡Cómo si fuera tan fácil! ¡No puedes ponerte a buscar debajo de las piedras la inspiración, así no conseguirás nada!- No le di a mi madre tiempo para que reaccionara, me puse mis patines aéreos y como si tuviera prisa por llegar a algún sitio salí de mi casa.
Tras mucho patinar me detuve encima de una alta colina,  desde la cual se podía ver bastante bien todo el pueblo y, cómo no, todos los edificios mínimamente importante como: la iglesia, el castillo… ¿La otra iglesia? Con razón la inspiración no quiere acercarse a mí cuando se trata de este enano lugar.
La noche no se hizo esperar, en no más de media hora, ya había ahogado a todos los edificios en la oscuridad y estos para intentar defenderse encendieron las luces.
Esto me alertó de que era cuestión de tiempo que mi madre me llamara a través del holófono (dispositivo similar a un teléfono, solo que este funciona con hologramas, o proyecciones) para decirme que me calmara y volviera a casa, que todavía tenía tiempo para pensar en qué pintar; claro que esas palabras se le olvidarán al día siguiente, como siempre, y se volverá a repetir la misma conversación que esta tarde, y no estaba dispuesto a seguir soportándolo.
Así es como he llegado hasta la orilla del lago más cercano, con los costados de mis patines escupiendo pequeños pedazos de cables, que a su vez desprendían miles de chispas, y mi vista decidida hacia la gran masa de agua en la que pronto entraría.
-Solo son unos cuantos pasos, después de eso, todas tus presiones acabarán.- Me repetía a mí mismo, no con miedo; más bien diría que eran unas enormes ansias de libertad las que me consumían los temores y me motivaban a caminar hacia delante.- Esta será la mayor obra de arte de toda mi vida.- Esos fueron mis últimos pensamientos.

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